Nos guste o no, Francia y España comparten mucho más que la frontera montañosa de los Pirineos. Aparte de ser los dos únicos países europeos que tienen costa atlántica y mediterránea, comparten dos regiones con fuerte personalidad cultural: Cataluña y País Vasco. También compartimos dos prendas típicas que, tanto para España como para Francia, forman parte de su folklore e idiosincracia: la boina y la alpargata.
Curiosamente, ambas prendas parecen tener un origen pirenáico, más concretamente bearnés, aunque en el caso de la alpargata o esparteña no está tan claro.
En el caso de la boina o txapela, parece haber un acuerdo en su origen bearnés, aunque no faltan hipótesis de todo tipo acerca de su nacimiento. Quizá la más interesante sea su posible parentesco con la chéchia árabe, de confección casi idéntica y que fue muy utilizada en toda la península Ibérica durante el período islámico.
Hecha de una sola pieza de lana, pocas veces una vestimenta tan sencilla ha marcado tanto la fisonomía de un pueblo. Su uso comenzó a generalizarse a partir de las Guerras Carlistas, a partir de este momento entonces, el uso de la boina en la sociedad vasca fue imparable hasta el estallido de la Guerra Civil Española y los nuevos gustos impuestos en la posguerra.
Unamuno definía la boina como una prenda niveladora, puesto que al ser más cómoda y más barata que otros tocados al uso provocó que éstos se fuesen relegando al olvido. Y en propias palabras de Unamuno, la boina pasó a convertirse en una prenda típica y, en cierto modo, tradicional del vasco.
Hecha de una sola pieza de lana, pocas veces una vestimenta tan sencilla ha marcado tanto la fisonomía de un pueblo. Su uso comenzó a generalizarse a partir de las Guerras Carlistas, a partir de este momento entonces, el uso de la boina en la sociedad vasca fue imparable hasta el estallido de la Guerra Civil Española y los nuevos gustos impuestos en la posguerra.
Unamuno definía la boina como una prenda niveladora, puesto que al ser más cómoda y más barata que otros tocados al uso provocó que éstos se fuesen relegando al olvido. Y en propias palabras de Unamuno, la boina pasó a convertirse en una prenda típica y, en cierto modo, tradicional del vasco.