Elizabide el vagabundo, Pío Baroja

Pío Baroja
Baroja siempre me sorprende, no es un secreto que es de lejos mi escritor favorito. Tiene la increíble habilidad de hacer que escribir parezca fácil. Esa aparente sencillez artística oculta un increíble talento dificilísimo de imitar. Lo cuentan los pintores que han tratado de imitar las pinturas rupestres: no pueden, son incapaces.

Hace unos días encontré en la biblioteca un precioso cuento sobre un tipo que regresa de américa a su pueblo guipuzcoano, sin haber hecho fortuna, por la puerta de atrás. Un cuento humilde, sin ninguna pretensión, con un protagonista muy barojiano: un antiéroe tímido y romántico con el que resulta muy fácil identificarse. De lo mejor que he leído en los últimos años. Os dejo el típico retrato impresionista barojiano de Elizabide:

"Era un tipo bastante curioso el de Elizabide el Vagabundo. Reunía todas las cualidades y defectos del vascongado de la costa; era audaz, irónico, perezoso, burlón. La ligereza y el olvido constituían la base de su temperamento; no daba importancia a nada, se olvidaba de todo. Había gastado casi entero su escaso capital en sus correrías por América, de periodista en un pueblo, de negociante en otro, aquí vendiendo ganado, allá comerciando en vinos. Estuvo muchas veces a punto de hacer fortuna, lo que no consiguió por indiferencia. Era de esos hombres que se dejan llevar por los acontecimientos sin protestar nunca. Su vida, él la comparaba con la marcha de uno de esos troncos que van por el río, que, si nadie los recoge, se pierden, al fin, en el mar."

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